(foto: utpba.com.ar)
La injusticia, el no esclarecimiento del caso, el casi nulo espacio en los medios, la progresiva desaparición en los medios de quienes lo conocieron y la ignorancia de la nueva camada de periodistas, amenazan con el olvido del caso impune "Mario Bonino".
Después de 13 años de esperar respuestas, la justicia no ha encontrado o no ha querido encontrar aún a los culpables, los ideólogos y los cómplices del asesinato del periodista y militante de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), Mario Bonino.
Mario “Boneco”, como le apodaban los amigos, despareció el 11 de noviembre de 1993 y apareció flotando en el Riachuelo cuatro días después. Para las preguntas del quién, cómo y porqué, sin responder, solo hay hipótesis. Ninguna certeza.
Durante la década de los noventa's, la tradicional unión entre el poder de la comunicación y el poder político estaba en conflicto por decisiones cuestionables como el Pacto de Olivos, el caso Maria Soledad y las privatizaciones, a los que ni el gobierno menemista ni su poder mas cercano, el económico, pretendían dar espacio en los medios de comunicación.
En ese momento, la UTPBA, con aún menos poder de llegada a la sociedad del que tiene hoy, pretendía concientizar a los lectores de los cambios y las irregularidades que se gestaban en el poder.
Hoy, a trece años de la aparición del cadáver de Bonino, ninguno de los tres diario mas importantes publicó siquiera una columna para recordarlo. A él, el primer periodista asesinado desde la restitución del sistema democrático en 1983. Ni Clarín, ni La Nación, ni siquiera el supuestamente mas “combativo”, Página 12, recordó el aniversario de la aparición del cadaver.
Estos datos apoyan las certezas de un amigo de Mario, el periodista Hector Corti, de que “la impunidad construida durante el menemismo todavía perdura porque a trece años, el caso sigue impune; que no existió ninguna voluntad política para investigar a fondo; y que los medios de comunicación, controlados por grupos económicos mediáticos, ignoraron lo que paso con Mario desde un principio”.
Con cada año que pasa las preocupaciones aumentan, porque los que tuvieron contacto con “Boneco” van desapareciendo del medio y las nuevas camadas de periodistas ignoran el caso, que debería ser de conocimiento obligatorio.
Todos los que recuerdan a Mario intentan no dejar ningún cabo suelto y aclaran cada descripción de su personalidad, tal vez para que el caso no se olvide. Su preocupación tiene razón, porque Mario Bonino esta en peligro de extinción. Es que de cada veinte alumnos de periodismo solo uno sabe quien fue Bonino y porque es importante el caso.
El recopilado de “testimonios publicados por la agencia anc-utpba sobre Mario Bonino” ayudan a comprender mejor quien fue la víctima: “activo, convencido, militante enorme, compañero valiosísimo e imprescindible, comprometido, irónico, ingenuo, tímido, colaborador, gentil, atento, generoso, compinche, enérgico, humano, alegre, pícaro, soñador, observador, agudo. Mario caminaba oliendo a buen tipo”
Todos citan a Mario como una gran persona, incluso periodistas hoy distanciados por diferencias adornan a Boneco con los mismo adjetivos. “Personas que no podrían compartir la misma mesa”, según Hector Corti.
Aunque la UTPBA formó una Comisión Investigadora para intentar esclarecer el caso ante la inoperancia de la justicia, el Secretario de Prensa del gremio en ese momento, Nestor Restivo, confesó que “la Comisión no llegó a ningún resultado” y Corti agregó que “hay cuestiones que tiene que investigar la justicia”
La pulseada del esclarecimiento contra el olvido, aunque bastante inclinada hacia un lado, todavía presenta batalla. Es deber y obligación de los periodistas, los gremios, los estudiantes, los profesores, los escritores, los lectores, de la sociedad toda, no olvidar.