Cada vez que juegan Boca y River se paraliza el país. Esto es nada nuevo ni soy Colón por decirlo. Son pocos los que se resisten a no ver el clásico de los clásicos del fútbol argentino y uno de los más interesantes a nivel mundial, ya que turistas de todo el mundo se acercan a nuestro país para poder disfrutar de este colorido espectáculo que es el fútbol.
El superclásico da para hablar todo el año y es tema de charla durante todo el año en cualquier ámbito. Colegios, bares, oficinas, nadie está a salvo del boom Boca-River.
La rivalidad entre estos clubes viene desde hace muchísimos años. El apodo de "gallinas" surgió en el primer encuentro entre estos clubes donde River ganaba 1-0, Boca lo empató y los muchachos de la banda roja abandonaron el partido.
Quizás algunos no lo sepan pero el primer estadio del Club Atlético River Plate se encontraba en La Boca. Sí, leyeron bien. En La Boca, a sólo cinco cuadras del estadio de Boca Juniors.
La semana previa y la posterior al partido explota a full en los medios. Canaliza la mirada de los medios durante toda la semana previa, con imágenes de los entrenamientos en vivo más declaraciones de los DT, jugadores y los dirigentes. Si estas declaraciones son picantes, el marketing vuela por las nubes.
Ya estarán en las imprentas los afiches para el día después, esos que esperamos llegar a la oficina y descargarlos desde internet para gastar a full a nuestro compañero de trabajo, amigos, novia o familia.
Este domingo se define algo más que la permanencia de Boca en la punta del campeonato. Está en juego la permanencia de Daniel Pasarella a la cabeza del conjunto millonario y quizás, José María Aguilar tenga que empezar a preparar explicaciones y quizás, pensar a redactar un texto de renuncia al cargo de Presidente de dicha institución, ya que River ha invertido muchísimo dinero en jugadores de prestigio, los malos resultados en el fútbol comienzan a desesperar a los hinchas y fanáticos y los hechos de violencia que ocurrieron hace poco tiempo no lo favorecen en absoluto.
La realidad de Boca (en lo futbolístico) es distinta a la de River. Seguirá jugando la Copa Libertadores, viene ganando -aunque no juegue bien-, y si bien no se ha reforzado como su archi rival, conservó la mayoría de jugadores que habían ganado todo con Alfio Basile y el regreso de Clemente Rodríguez favoreció mucho a la defensa xeneize.
El partido promete mucho para este domingo. Un Palermo ansioso con ganas de meter goles, un Barros Schelotto dispuesto a poner la chispa que siempre lo caracterizó para este encuentro y por el lado de River, un River con hambre de victoria para tratar de bajar la temperatura del agua en la zona de Nuñez. No sólo lo futbolístico vamos a apreciar, la guerra de cantitos entre las hinchadas es otro punto para destacar.
La barrabrava de Boca está sin su "jefe", Rafael Di Zeo, quien se encuentra detenido y seguramente "Los borrachos del tablón" ya tendrán su cantito preparado.
Será cuestión de esperar hasta el domingo y disfrutar (o sufrir) del show, ya sea en la cancha, en casa o un bar..